Noche de diversion [Gabrielle A. Le Fount]

El casino siempre me había parecido un lugar donde la diversión se podía encontrar con suma facilidad, y al entrar en el, supe que estaba en lo correcto.

Con mi característica sonrisa, saludé a unas cuantas personas que ya conocía de antes, aquellos ludópatas que siempre que visitaban el hotel se encontraban jugando en el casino como si no existiese un mañana, los trabajadores y gente que había visto una que otra vez.
Tomé una copa de champaña que un amable mesero me ofreció y me adentré en el casino es busca de un poco de diversión.

Luego de estar un rato en el sector de las tragamonedas y las ruletas, escuché los típicos gritos ahogados desde el sector del póker, donde cada jugador demostraba sus estrategias.
Giré sobre mis talones para dirigirme a aquella zona, pero sin darme cuenta choqué con alguien que venía en dirección contraria, provocando que parte de la champaña se derramase en mi polera. Alcé una ceja mirando la polera que había tomado prestada del armario de Pauline... Ugh, podía escuchar sus gritos enojados.

-No te preocupes - Murmuré sin dejar de mirar mi polera - Yo también soy bastaaante distraída - Agregué con una pequeña sonrisa.

Me tomé el resto de la champaña dejando la copa vacía en una mesa cercana, tomé unas cuantas servilletas y traté de secar la polera de Pauline mientras fruncía los labios en señal de concentración, claramente quedó en un burdo intento.

Miré a la chica la cuál apenada se lamentaba por mi polera - En realidad la polera es de mi hermana, que es lo que más me preocupa - Comenté haciendo un fingido gesto de horror. Dios, cuando Pauline se enterase.

Reí cuando mencionó que en el mundo no había persona más distraída que ella, bueno, eso era porque aún no me conocía.
- No te preocupes, en serio - Volví a repetir ante su nueva disculpa, formando una pequeña sonrisa en mi rostro - Yo soy Gabrielle Le Fount - Contesté estrechando su mano, con la típica de educación que caracterizaba a mi familia - Un gusto Marie.

Asentí cuando mencionó mi nombre. Muchas personas se sorprendían cuando me presentaba, cambiando el trato que me daban a uno más formal, me alegre al notar que Marie no hacía lo mismo que aquellas personas.

Le sonreí de vuelta cuando ella me sonrió, para luego quedar en silencio mientras en su rostro se formaba la duda con cierto aire de preocupación, cuando escuché su pregunta creí saber el por qué.

-Es de Pauline, mi hermana melliza - Respondí mientras en mi mente aparecía su travieso rostro - ¿La conoces? - Inquirí.

Cuando empezó a parpadear varias veces seguidas, supe que la conocía, era un gesto que yo también solía hacer, mis sospechas se confirmaron cuando respondió a mi pregunta.

Reí entre dientes cuando definió a Pauline como una chica encantadora y le sonreí cuando mencionó que se estaban volviendo grandes amigas. Me alegraba por ellas.

-De Pauline, sí - Afirmé. Asentí con la cabeza cuando mencionó que estabamos en problemas...uff, vaya que lo estaríamos si mi hermana se llegaba a enterar - Bueno, siempre nos queda la opción de no decírselo - Agregué con voz divertida, para luego acercarme a Marie y susurrarle - Nos tendremos que llevar el secreto a la tumba si es que no queremos probar la furia de mi melliza. - Reí entre dientes.

-Podríamos quemarla - Sugerí con el rostro serio, para luego soltar una larga carcajada.

Sacudí la cabeza al imaginarme en la playa haciendo una fogata para quemar la polera. Aquello no sucedía ni en las peores películas. Reí levemente,
Supuse que al irme del casino llevaría la polera a la lavandería del hotel, y ahí la dejarían como nueva, luego me infiltraría en la habitación de Pauline, y esta nunca se enteraría. En mi plan todo resultaba color de rosa, y esperaba que todo sucediese así, ¿Qué podría resultar mal?. Más tarde tendría que agradecerle a mis padres por los espectaculares servicios del hotel.
Miré a Marie y una duda asaltó a mi mente.

- ¿Vives en la isla Marie? - Pregunté con una pequeña sonrisa.


Off: Seguimos mañana, buenas noches (:

Rei con ella al escuchar lo que me decia. Quemar la polera... ¡Que ocurrencia!

Jajaja, no nos imaginaba a mí y a Gabrielle, escondidas en algun lugar de isla para quemar la polera de Pauline. Se me hacia tan gracioso. Seria como quemarla y bailar alreddor del fuego, celebrando nuestro maravilloso plan heho realidad. Jajajaja creo que yo tambien tengo muchas ocurrencias...

Me sacó de mis pensamientos cuando me preguntó si vivia en la isla -Sí, en el Hotel; o mas bien, soy empleada del Hotel -le respondí con una amplia sonrisa-

Luego pasó por allí un chico (Mesero) con varios cocteles. ¡Adoro los cocteles! Le llamé y le pedí uno. Esos cocteles con un toque de alcohol no me harian mal, un poco de calor a mi cuerpo estaria bien. Claro, solo un poco.. No acustumbro a beber..

Off: xD eso estaba por decirte, bunas noches igualmente ...

Asentí cuando mencionó que vivía en el hotel para luego formar una pequeña "o" con mis labios cuando agrego que era una empleada. ¿Cómo es que no la había visto antes?, sacudí la cabeza, se notaba que era un tanto despistada.

-Vaya, nunca te había visto - Murmuré frunciendo el ceño - ¿En que parte trabajas exactamente?¿En recepción?

Si trabajaba en recepción, sería el colmo de mi despiste, Daniel trabajaba allí, por consiguiente yo siempre estaba en aquel lugar, pero bueno, también sería entendible, si me pongo a pensar que cuando estoy con él, es como si no existiese nadie más. Volví a sacudir la cabeza justo en el momento en que un mesero se acercaba con coctéles. Con una pequeña sonrisa y un amable "gracias", tomé uno y murmuré:

-Ojalá que este cóctel no termine en la polera de Pauline una vez más - Comenté señalándome la polera con cierto deje de diversión en la voz.

- ¿Cerca de la piscina?..Mmm.. - Murmuré - ¿Eres nueva entonces?

Recordaba haber escuchado durante las cenas familiares a mis padres hablar sobre el puesto de golosinas...y eso no había sido hace mucho.
Mucha gente llegaba a la isla en busca de una oportunidad de trabajo o con nuevas ideas para el hotel, sobre todo este año, habían muchas vacantes disponibles.

Reí cuando la escuché mencionar que no pensaba derrarmarme el coctél sobre la polera, a este paso dejaría al hotel sin servilletas.

-Me parece bien, Marie - Musité con diversión - Si me derramases una vez más un coctél sobre la polera, esta vez sería tooooda tu culpa, y tú tendrías que lidiar con la furia de mi hermana - Agregué en tono de broma.

-Ah, ya veo - Musité cuando mencionó lo de ser nueva.

Me llevé una mano a la cabeza en señal de confusión, ser un tanto despistada era una palabra que me definía en un cien por ciento. Tendría que dejar de pasar tanto el tiempo en la recepción, mis neuronas parecían no querer funcionar si no estaba en aquel lugar. Reí entre dientes.

Volví a soltar una carcajada cuando mencionó de lo enfrentarse a la furia de mi melliza. Bueno, Pauline tenía suficiente ropa, no creo que se diera cuenta si le faltaba una que otra prenda... al menos eso era lo que yo me obligaba a creer.

- Lo de malvada se me pega de Pauline, ya sabes, por pasar tanto tiempo con ella - Comenté entre risas, si bien Pauline y yo eramos polos totalmente opuestos, habían ciertas mañas de la otra que se nos pegaban con facilidad - Bueno, quizás yo te heche una mano... sólo quizás - Agregué sin dejar de reír.

Volví a reír de manera cantarina.

-Si, sólo quizás - Repetí con una sonrisa divertida.

Reí entre dientes al darme cuenta de lo que había dicho, a veces me parecía a Pauline más de lo que pudiese desear, Christine me lo decía a menudo.
Cuando me preguntó que es lo que hacía para divertirme, una larga lista de cosas se formaron en mi mente, acompañados de escenas de momentos divertidos, ya sea junto a mis hermanas, con mis abuelos, junto a Daniel o haciendo lo que más me apasionaba, la actuación.

-Yo soy una chica que disfruta de los simples placeres de la vida - Empecé con una sonrisa - La actuación es una de mis grandes pasiones, algo que al menos para mí, resulta bastante divertido, todo eso de meterse en el personaje e interpretarlo de la mejor manera posible - Agregué con voz soñadora - Y claro, lo típico, pasar horas y horas hablando con mis hermanas, salir por ahí y esas cosas - Finalicé mientras una nueva sonrisa se formaba en mis rostro - ¿Y tú, Marie?

Tomé un sorbo de mi coctel mientras prestaba atención a lo que me decía. Reí a la par de ella cuando mencionó que no era muy afinada, bueno, habían muchas más personas aparte de ella que no poseían el don del canto.

Me sorprendí cuando mencionó lo de tocar el piano.
- ¿El piano? - Pregunté con sorpresa - Lo llevo tocando desde que tengo memoria, es lejos, mi instrumento musical favorito - Agregué - Si quieres yo te podría enseñar algún día de estos - Ofrecí con una sonrisa.

Asentí cuando mencionó lo de los jardines, y a la vez me sentí un tanto alagada, yo había ayudado bastante en aquella hermosa y exótica decoración.

-Concuerdo contigo, estoy totalmente enamorada de los jardínes del hotel - Musité - ¿Quién no amaría tanta belleza?

Asentí con frenesí al escucharla. Me alegraba conocer a gente que pensase de forma parecida a mí, a veces llegaba a pensar que los admiradores de la belleza que nos regalaba la naturaleza estabamos a punto de caer en la extinción. Reí entre dientes ante mi último pensamiento.

- ¡Exacto! - Afirmé un tanto hiperventilada, provocando que las personas que pasaron por allí en ese momento me mirasen con cara rara, sacudí la cabeza - Lástima que no todas las personas sean capaces de apreciar cosas tan hermosas como unas simples flores - Agregué frunciendo el ceño.

Suponía que mi naturaleza de artista me hacía más sensible a algunas cosas, me fijaba en detalles que las demás personas no, y era capaz de valorar todo con otros ojos, algo fundamental en la actuación.

Volví a asentir cuando mencionó que estaría encantada de que le enseñase a tocar el piano.
Me perdí por algunos segundos en mis recuerdos, rememorando cuando lo había empezado a tocar años atrás, las miles de melodías que había aprendido con el paso de los años...el orgullo en los ojos de mi padre. Sonreí mientras salía de mi pequeña ensoñación.

-De nada, ya sabes, estoy disponible el día que quieras - Agregué con una sonrisa.